22.6.07

Es una joda, ¿no?

Googleando videos de Guillermo Cherasny para divertirme un poco (!), vi que se posicionaba a sí mismo como "afín al MODIN". Y tuve la mala idea de Googlear al MODIN, para encontrar... esto.


¿...?


...No sé, todavía estoy esperando que alguien me avise que ese blog lo armaron los enemigos del MODIN. Digo, ¿se puede ser tan descaradamente facho? Al parecer, sí.

(Ah, me olividaba: el título de la imagen no lo puse yo, es así originalmente.)

14.6.07

De la disciplina como arte

El sábado 9 Sofi y yo fuimos a ver a Robert Fripp & The League of Crafty Guitarists (y sí, tuvimos un finde recitalero).

La única vez que había ido a ver a Fripp fue en el 2004, en circunstancias francamente poco auspiciosas: la gira de G3, conformada esa vez por Steve Vai, Joe Satriani y el querido Robert.
Creo que la pésima elección de haber reunido a tres guitarristas muy dispares (no sólo por su estilo, sino fundamentalmente por su público), se notaba desde la foto del programa: un photoshop pedorro que eliminaba a Yngwie Malmsteen (de la gira 2003) y agregaba en su lugar a Fripp, con más cara de asustado que de rockero:



Me acuerdo que era 8 de diciembre, día de la Virgen. Había sacado la entrada un feriado a propósito, para que no me coincidiera con otros compromisos (aunque a decir verdad, en ese momento no laburaba más que dando clases particulares, y no me iba a presentar en una fecha tan temprana a dar un examen final...).
El primer bajón de la noche fue que fui solo. Isidro había ido el día anterior, y a Sofi no le interesaba lo suficiente como para costearse la entrada (lo bien que estuvo, por otro lado).
Yo estaba ubicado en las escaleritas del Luna Park, en medio de una masa variopinta de fans que se hacían los "rockers". Durante las últimas semanas había estado bajando algunas cosas de Vai y Satriani, para ponerme en tema, y me había gustado más el segundo; sobre todo, el disco Surfing With The Alien, un bizarro nombre para una tapa de disco no menos bizarra y horrible. Pero su contenido no está mal. Vai no me terminó de enganchar, por más que haya sido violero en una de las formaciones de Zappa.
En cuanto a Fripp, Isidro me había prestado algunos discos. Ya conocía bastante de King Crimson (me encanta la segunda formación, ese power trio que produjo discos notables como Red y Starless and Bible Black). De Fripp solista me gustó mucho, sobre todo, el de Robert Fripp & The League Of Crafty Guitarists - Live!. Y también es lindo The Bridge Between, el disco que Fripp grabó con la formación Robert Fripp String Quintet.
Si algo se puede decir de Fripp, es que el tipo es un ecléctico. Cuesta pensar que la misma persona pueda haber participado en temas tan dispares como "Lizard" o "Islands", "Fracture", "Eye Of The Needle" y cualquiera de sus soundscapes, por sólo mencionar algunos títulos. Ni siquiera las distintas formaciones de King Crimson tienen demasiada continuidad; recién cuando Adrian Belew se incorporó es que se estabilizó un poco el sonido, y creo que Tony Levin también sigue tocando en las últimas formaciones.
Eso, por el lado musical. A nivel empresarial y de management, es increíble lo que está haciendo Fripp: editando todo para combatir la piratería. No importa que sean demos, o grabaciones en vivo idénticas entre sí. Tarde o temprano alguien va a comprarlas: esa es la ventaja de la venta via Internet o a través de "clubes de socios". Mi primo Isidro, a quien Fripp y Crimson le interesan particularmente, ya está medio a las puteadas ante la imposibilidad de seguir la pista a tan exacerbada e ininterrumpida edición de discos.

Para volver a aquel recital de G3, me acuerdo que Fripp abría el show. Por alguna razón, el tipo estaba empecinado en tocar sólo soundscapes en la parte que le correspondía, antes del "G3 jam". (Para el que no sepa, los soundscapes -literalmente "paisajes sonoros"-, son algo así como construcciones acústicas que va armando el tipo, tocando, grabando y volviendo a tocar sobre lo grabado. Así, de a poco, se va creando un "clima" gracias a las notas anteriores. De manera mucho más concreta, Fripp define a sus soundscapes como "la mejor forma que conoce para hacer un montón de ruido con la guitarra".)
La cuestión fue que, obviamente, esos sonidos no eran lo que habían ido a escuchar los fans de Satriani y Vai. Al silencio respetuoso de los primeros (digamos) 10 o 15 minutos, empezaron a sucederle los chiflidos y las palmas.
No sé, en total Fripp habrá tocado unos 20 o como mucho 30 minutos de soundscapes. No recuerdo si fueron varios, o si fue sólo un gran soundscape ininterrumpido. Pero al cabo de ese rato se levantó y se fue, cuando ya los gritos de la gente no dejaban escuchar lo que tocaba. Después vinieron Vai y Satriani, y durante el G3 jam, que me pareció medio flojo, lo más destacable fue "Ice 9" y "Red". El tema con el que cerraron, "Rockin' The Free World" o algo así, era una absoluta bosta.
Salí bastante decepcionado, aunque no sorprendido: Isidro ya me había adelantado cómo había sido el recital la noche anterior, y había ocurrido exactamente lo mismo. En el diario de Fripp (sí, porque además de ser un obsesivo con la música, también parece serlo con el registro de su vida privada... creo que hay diarios disponibles online que retroceden hasta la época de la primera formación de Crimson), hace un comentario lacónico y mínimo sobre ese día: "I enjoyed the Soundscapes set. Slow handclaps began after 15 minutes but the centre held." Y más arriba, algo muy cierto: "Duration is subjective, and 20 minutes of Soundscapes is a very, very long time for most G3 audiences. The set length has moved from 40 to 30 to 20 minutes."


Hubo grandes diferencias en el recital al que fui hace un par de semanas. Para empezar, el ND/Ateneo crea inevitablemente una mayor sensación de intimidad. Yo detestaba ese teatro porque cuando fuimos a ver ahí a Café Tacuba, sonó realmente mal, y estábamos parados tratando de bailar un poco las canciones movidas, y no nos podíamos ni mover casi.
Pero para el recital de Fripp y la LCG estuvo más que bien. Aunque estuviéramos en la anteúltima fila, sonaba muy bien, se veía bien, en verdad se podía disfrutar sin problemas. Isidro también había ido, y estaba en la primera fila del pullman.
Cuando entrabas te daban en mano este papel:

El mismo mensaje se repitió antes de que empezara el recital, con mucha puntualidad, leído por una voz en off que probablemente era la de uno de los Crafty.
Si mal no recuerdo, el recital empezó con Fripp solo. Entró, y saludó con varias inclinaciones, sin decir una palabra (ni entonces, ni hasta el final del recital), hacia los distintos sectores del público (¡sí, incluso lo que en el recital de Blue Man Group llamaban "los asientos más piojosos"!).
Y después empezó a tocar. Estaba oculto detrás de unos equipos con los que iba controlando todo lo que tocaba, en una semipenumbra iluminada vagamente con luz azul. Tocó soundscapes y después entraron los "Crafty Guitarists". Eran once (entre ellos había dos mujeres), vestidos rigurosamente de negro. Tenían todos la misma guitarra, apenas con variaciones en el color con que estaba pintada la madera. Entraron en una especie de fila prolijísima, y se dispusieron en un semicírculo que daba hacia el público. Fripp estaba a la izquierda y como de costado, de modo que tenía posibilidad de hacer contacto visual con ellos y el público a la vez.
Hasta la forma de disponer la guitarra, los gestos al empuñarla, eran los mismos. Un ejercicio de precisión y sincronización increíble, que llegaba a su punto máximo en las composiciones llamadas Circulation, en las que cada guitarrista va tocando una nota, siguiendo la ronda.

Mientras escuchábamos el recital, me acordé de las "máximas" que aparecen tanto en las liner notes que acompañan los discos de Fripp, como en la página oficial de DGM (Discipline Global... ¿qué?). Frases punzantes, secas, que expresan una filosofía de vida con una disciplina férrea. Algunas, es cierto, rozan el aforismo de Narosky ("May we wish for others what we wish for ourselves"), otras son agradablemente ambiguas ("Establish the principle"), y algunas son francamente geniales ("We begin by doing nothing. Then, we move to doing something"). Sea como sea, creo que pueden dar cuenta de cómo se desarrolló el concierto. Fripp siempre se caracterizó con sacar el máximo provecho de lo mínimo. Con muy poco, es capaz de crear mucho, siempre que se tenga la paciencia de escucharlo. De ahí que sea casi un outsider en el mundo de la música masiva, más allá de sus méritos o no como compositor y músico.

Conociendo lo quisquilloso que es Fripp, en un principio la gente tenía bastantes reparos en aplaudir. Y además los Crafty tocaban composiciones que a veces eran muy cortas, y dejaban intervalos breves de tiempo entre una y la otra.
Algunas sorpresas agradables de la noche fueron dos temas de los Beatles, "Flying" (muy lograda) y "Hey Bulldog". También hubo un tema de Piazzola (Sofi no supo identificarlo: quizás "Milonga del ángel"), y el repertorio habitual de temas de los Crafty ("Eye Of The Needle", "All Or Nothing", etc. etc.), además de algunos más que conocía por el RFSQ (por ejemplo, "Blockhead"). Fripp a veces introducía variaciones con la guitarra eléctrica que realmente le sumaban matices a los temas que yo ya conocía. Además, la alternancia guitarra acústica / soundscapes fue equilibrada, y creo que dentro de los soundscapes mismos hubo lindas variaciones.
Lo más gracioso fue que, al irse y volver para los bises, lo hacían en la misma filita ordenada del principio, tipo "víbora". Hubo muchos bises, porque se fueron y volvieron dos veces, para deleite del público. Y otra vez la inclinación de Fripp hacia los distintos sectores del público, sin decir una palabra.

También hubo un detalle extraño: al final del recital, la gente que salía se detuvo y empezó a amontonarse. Yo creí que Fripp estaba saludando o firmando discos, pero eran los Crafty, que tocaron, fuera de programa (y, casi podría decirse, fuera de recital) algunos temas más en el hall del teatro, mientras unas chicas pasaban una gorra (?!?). No lo pensé mucho y puse dos pesos. ¿Será que Robert los tiene cortina con el tema de la guita? (Eso no figura en los aforismos, al menos.) ¿O era una maniobra distractiva para que Fripp aprovechara y escapara por la otra puerta?

O, como dice el viejo chiste, si quiere dispersar a una multitud en Israel, pase una alcancía para una colecta (para el caso, Argentina sería lo mismo).


Ah, me olvidaba: a quien le interese, también puede leer los comentarios del mismo Fripp al recital de ese día... y comprobar, entre otras cosas, su terror ante el tránsito argentino y su afición por los postres locales.

El ataque de los hombres azules


Me enteré de la existencia de Blue Man Group hace como cinco años más o menos, cuando acá nadie había escuchado hablar de ellos. Mi primo Jaime los había visto en New York, y yo pude escuchar el CD que se compró, a través de su hermano Isidro.
La verdad, no me interesó demasiado, porque el CD daba una idea de cómo suenan, pero estaba muy lejano de dar el panorama completo de un show de Blue Man Group.

Hace poco tiempo, sin embargo (¿el año pasado?) vi en lo de Isidro parte de un DVD del grupo, y me voló la cabeza.
Efectivamente, si no conocés Blue Man Group es difícil que te enganches escuchando un CD o un comentario de alguien que fue a ver un show. Aunque suene a frase hecha, tenés que verlo.
Todo eso se hizo más accesible ahora que existe YouTube. Pero así y todo, se pierden de mucho los que conocen al grupo (o incluso tienen el DVD), y desaprovechan esta oportunidad de verlos.
Sofi y yo fuimos el sábado pasado. El show está lleno de sorpresas, traducido a un "español latinoamericano estándar", pero con lindos detalles adaptados específicamente para la Argentina, que la verdad no me esperaba. Eso sí: vale aclarar que la "traducción" corre por cuenta de los videos y los cartelitos que van apareciendo a lo largo del show, porque los tipos no dicen una sola palabra en ningún momento de las casi dos horas.

Con lo que dije del CD, no quiero desmerecer a Blue Man Group musicalmente. La verdad que suenan bárbaro. Y es impresionante el trabajo de vanguardia que hicieron con todos esos instrumentos inventados. A mí me fascinan, sobre todo, los tambores gigantes y los tubos de PVC que ocupan gran parte del centro del escenario. Mención aparte para la banda de músicos "estándar" que tienen detrás; ¡sobre todo, los dos percusionistas, que no pararon de moverse en toda la noche!
Además de todo esto, es un show que te deja con un montón de ganas de rockear. Si no, basta con ver la pieza "Time to start", que incluye todos los movimientos básicos de un concierto de rock (el cabeceo, el golpe de puño, el salto, etc. ...). Por mi parte, me compré el DVD para seguir rockeando acá en casa.

7.6.07

Sombras y niebla /2


Algunas citas sueltas de El examen, a modo de anacrónicos epígrafes de la niebla que continuó a lo largo del día de hoy:

"Un camión lleno de gente entraba en la zona del puerto, dio una vuelta en la playa más allá del bar, buscando orientarse, partió hacia el río. Los faros tajeaban la niebla."

"El cronista se dio vuelta y lo miró.
–Vaya a hacerse revisar el metabolismo –le dijo gentilmente.
–Yo… –dijo el doctor, pero se detuvo y la niebla se lo fue comiendo como un ácido."

"De espaldas al centro, la niebla los enfrentaba como un telón de cine cuando ya han soltado la película pero antes del primer letrero corre una sustancia pulverulenta con rápidas centellas, crepitaciones del espacio. La ancha calle estaba vacía, y la garita de vigilancia de la zona aduanera
Los baldíos a la derecha, con las vías del tren metidas en el pasto…"

Podría responderse a la injusta nota de Piglia que copié anoche con una defensa de El examen desde una perspectiva poética. Efectivamente, se trata de una novela casi mallarmeana, que redescubre el uso del blanco de página para dotar de un sentido nuevo a muchas de sus escenas. Ni siquiera en Rayuela se anima Cortázar a hacer un uso semejante de la prosa, a excepción de algunos capítulos (que si no me equivoco eran capítulos prescindibles). Tendría que leer 62 para ver si ahí reaparece ese juego con el significante, aunque allí se encuentra ya claramente cruzado con el éxito del boom y las teorías estructuralistas que estaban en vertiginoso ascenso. En otras palabras, y siguiendo el hilo de Piglia (con quien evidentemente estoy teniendo una relación de amor-odio: parte de lo que dice es cierto, pero a Cortázar no se lo toca, che), quizás 62 implique un retorno al vanguardismo de El examen, pero desde la perspectiva del intelectual fastidiado de que las masas “lo entiendan”.
Así, si trazamos el accidentado recorrido novelístico de Cortázar, tenemos la casi ilegible El examen –guardada como “plato fuerte” póstumo y testamento literario–, la correctísima Los premios como novela de iniciación con todas las Letras, y el momento de patear el tablero con Rayuela. Claro que quizás esa “patada” no haya sido lo suficientemente fuerte como para destruir todo: en lugar de destruir el género de la novela clásica como aparentemente se lo propone, inaugura el género de “novela experimental del boom”, que habría de encontrar decenas de tristes epígonos.
La solución, entonces, parece ser escribir dos textos ilegibles y vituperados desde casi todos los puntos de vista: 62 (por vanguardista), Libro de Manuel (por político).

¿En qué quedamos, entonces?
El examen: demasiado gorila.
Los premios: demasiado clásica.
Rayuela: demasiado leída.
62: demasiado barthesiana.
Libro de Manuel: demasiado política.

Al final, críticos, no hay poronga que les venga bien.

(Nuevamente, el crédito por las "Postales de la niebla" se las lleva La Nación: las de Infobae ni siquiera son divertidas.)

Sombras y niebla /1


El día de hoy me sorprendió por la niebla. Dos veces.
A la mañana, cuando salí un poco desabrigado creyendo que el calorcito de estos últimos días se prolongaba. Y efectivamente así fue, de no ser por la humedad que había, que como todos sabemos no hace más que llevar el clima a sus extremos: en verano, calor pegotado; en invierno, el frío que "te cala" (sea lo que sea ese "calar", cuyo significado nunca tuve bien en claro).

Al mediodía estaba muy agradable, pero se sentía todavía la niebla, la humedad en el aire. Los rayos del sol tomaban un espesor muy particular y agradable. Pensé en un verso aislado para un poema que no concreté: los rayos del sol cortan la niebla como un cuchillo. (Malísimo.)

La niebla me volvió a sorprender a la tarde, me tiré a dormir una horita porque no podía más del sueño (anoche me había acostado tarde, corrigiendo pruebas y cerrando notas), y cuando desperté y salí para la Facultad no podía creer cómo la niebla lo cubría todo: literalmente no veías más allá de un par de metros de distancia. Por la radio había escuchado que a la mañana la autopista Buenos Aires-La Plata se cerró por la niebla (!). Ahora me acuerdo de ese cuento que escribí y corregí varias veces, Benoît, basado libremente en un alucinógeno viaje a La Plata por autopista, de noche, en el que llegué a pensar que me iba a hacer mierda por culpa de la niebla. Supongo que lo postearé acá en breve.

Cada vez que hay mucha niebla me acuerdo de la (no menos alucinógena) frustrada novela de iniciación de Cortázar, El examen, escrita a mediados de 1950, publicada póstumamente con una Nota dudosa, aunque ciertamente cortazariana: "...Como la publicación del libro era entonces imposible, sólo lo leyeron algunos amigos. Más adelante y desde muy lejos supe que esos mismos amigos habían creído ver en ciertos episodios una premonición de acontecimientos que ilustraron nuestros anales [sic] en 1952 y 53. No me sentí feliz por haber acertado a esas quinielas necrológicas y edilicias".
Es una novela que desborda por varios flancos, con líneas y puntos de fuga que Cortázar retomaría a lo largo de toda su obra (mal que le pese). En medio de una Buenos Aires distorsionada por el advenimiento del peronismo, en la que gente venida del interior se congrega en la Plaza de Mayo para adorar un hueso (!), lo interesante es que, en segundo plano, es la ciudad misma la que reacciona contra las masas, como un organismo huésped que intenta defenderse del cuerpo extraño recién llegado. Las calles se desploman, el río se retira muchos metros hacia atrás (¿para no contaminarse?), empiezan a surgir hongos extraños, y sobre todo una densa niebla cubre la ciudad: "Sobre la cara y las manos se les iba pegando una película de humedad, gomosa. Se sentían sucios".
Creo que la novela transcurre en verano, porque la niebla es del tipo "pegajoso" que mencioné más arriba, y narra las accidentadas vísperas de examen de un grupete de estudiantes de una institución imaginaria (léase la Facultad de Filosofía y Letras).
Creo que la parte más notable, ya hacia el final, es el momento en que se está yendo todo al carajo, y lo único que este grupo quiere es encontrar un lugar abierto, que funcione, donde comer unos sándwiches de jamón crudo o salame y tomarse una cerveza. Por supuesto, ni eso pueden concretar. La cerveza está caliente, no hay jamón... ¿a quién puede extrañarle que termine mal la novela en esas circunstancias?

En cierta forma, El examen permite releer muchos cuentos de Bestiario e incluso de Final del juego con elementos más concretos ("Casa tomada", "Las puertas del cielo", "La banda", "El móvil"...). Y sustenta el viejo debate de que esa presencia que aparece en "Casa tomada" es el peronismo, o las masas de la mano del peronismo. La novela materializa lo que apenas está sugerido en esos cuentos (sobre todo en "Casa tomada", porque "Las puertas..." es más que explícito), les da un clima kafkiano y pesadillesco a las tramas fantásticas. Pero igualmente me parece que El examen no juega por el lado de lo fantástico, sino más bien de lo cuasi-onírico: al menos no trabaja el fantástico como lo hace Cortázar en el resto de su obra, porque aquí está mucho más naturalizado. La única comparación que se me ocurre es "La autopista del Sur", donde deliberadamente Cortázar arma el pasaje entre lo realista y lo fantástico en una zona de indefinición; efectivamente, ¿cuándo deja de ser "realista" y pasa a ser "fantástico" ese cuento? ¿En qué momento concreto?
Aún a fuerza de caer en un cliché de la crítica, antes de decir que El examen es una novela "fantástica", quizás sea más justo decir que anticipa líneas y puntos de fuga de Rayuela: la interferencia del lenguaje poético sobre la trama narrativa, afectándola; situaciones tragicómicas que no son fantásticas pero rondan el absurdo (el tablón como puente entre la casa de Talita y Traveler y la de Oliveira, la muerte de Rocamadour en medio de una discusión ontológico-filosófica, la "trampa" de Oliveira en el loquero para detener a Traveler, que también apareció transfigurada aparte en el cuento "La araña", la parte en que la clocharde le chupa la pija a Oliveira mientras él piensa en la hidropesía de Heráclito, etc. etc.), el eterno núcleo conflictivo de "amigos" envuelto en una relación confusa, entre sofisticada y chabacana...

En una nota bastante injusta en la que le pega algunos palos, Piglia dice que El examen sintetiza todos los dilemas de Cortázar como escritor: "La masificación de la alta cultura es el nudo dramático de la novela. [...] A la historia literaria se le superpone una fábula política que tiene un contexto preciso: El examen puede ser leído como otra versión de la abigarrada serie de textos sobre el peronismo que, desde Sábado de gloria de Martínez Estrada a La Fiesta del monstruo de Borges y Bioy, reconstruyen de modo alucinatorio la mitología de ese mundo primitivo y brutal que se encarna en los cabecitas, los tapes, los representantes ficcionalizados de las clases populares".
"Ese lugar desplazado y negativo, de oposición tajante, un poco aristocrático, del escritor enfrentado con la realidad, se ve trastornado, obviamente, por el éxito. Podría pensarse que el mayor drama de Cortázar fue el éxito que siguió a la publicación de Rayuela."

Un recuerdo más, a título personal: me acordé de El examen también, una noche hace más o menos dos años en que salimos. Creo que estábamos yendo del departamento de Flor R. a un barcito, y pasamos por Plaza Congreso. Había tanta niebla que no veías la punta de la cúpula del Palacio. Todo un símbolo político que Cortázar habría festejado (¡el Cortázar gorila, al menos!).

No es por ponerme apologético, pero al menos en lo que fueron las imágenes de la niebla de hoy las de La Nación (una de ellas inicia este post) ranquean bastante más alto que ésta de Infobae, que parece un photoshop de cuarta aplicado sobre el Obelisco. Vean la de Infobae de acá abajo, vuelvan a la de La Nación de más arriba, y saquen sus propias conclusiones...